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Malinalco

Enclavado en la confluencia del eje neovolcánico transversal y la sierra norte del estado de Morelos, el pueblo de Malinalco reúne en un mismo lugar hermosos paisajes naturales, una rica historia y un destacado legado arqueológico, todo esto en el marco de la plácida y alegre provincia mexicana.

Malinalco se encuentra al sur del Estado de México, a 70 km. de la ciudad de Toluca y a tan sólo dos horas y media de recorrido en automóvil desde la Ciudad de México. Goza durante todo el año de un clima cálido moderado y húmedo que ha atraído a varios residentes de la capital mexicana a construir casas de fin de semana en este lugar.

Malinalco cuenta con una buena infraestructura así como con varios pequeños hoteles, posadas y varios restaurantes. Parte importante de una visita es recorrer cada una de sus calles a pie, calles antiguas en las que podremos descubrir hermosos detalles en las casas típicas de la zona, que aún reflejan la tranquilidad y belleza que han tenido por siglos. Además, recientemente se han instalado en la zona varios locales con productos de diseño, artesanías y textiles que aumentan el atractivo del poblado. Especialmente se recomienda visitar el tianguis, que se instala los domingos y los martes, días en los que se pueden adquirir productos frescos de las huertas de la zona como legumbres, verduras, e incluso algunos frutos exóticos típicos de esta región de México.

¿Como llegar?  De la Cd. d México tomar la carretera a Toluca y desviarse para entrar a la zona denominada como la Marquesa. Proseguir hasta el poblado de Malinalco, aproximadamente llegaras en hora y media a partir del inicio de la carretera Toluca.

Nevado de Toluca

El Nevado de Toluca, el cuarto volcán más alto del país, se localiza a 45 km. de Toluca y a 135 km. del centro de la Ciudad de México, aproximadamente hora y media de recorrido en coche.
La zona donde se encuentra este volcán fue declarada parque nacional en 1937. Su atractivo principal es el Xinantécatl o Nevado de Toluca, un volcán extinto de 4,558 metros de altura sobre el nivel del mar. La vegetación está integrada por ejemplares de clima frío con variedades de coníferas como pinos, cedros, ocotes y abetos.  La fauna se compone principalmente de pequeños roedores, reptiles, venados y águilas.

Una característica que distingue a este volcán respecto a otros de México es el hecho de que en su cráter alberga las lagunas del Sol y la de la Luna, dos hermosos cuerpos de agua de color turquesa en los cuales se han realizado algunos hallazgos arqueológicos de ceremonias sagradas prehispánicas que se celebraban en el lugar. Se puede acceder a este cráter de manera confortable en automóvil. Por su facilidad de acceso, el lugar es atractivo durante el invierno, temporada en la que, de tener un poco de suerte, se puede acceder al coloso y observar un hermoso paisaje nevado.

Se pueden practicar un sinnúmero de actividades deportivas como camping, caminata, bicicleta de montaña, escalada, entre otros, siendo uno de los lugares predilectos por los atletas de alto rendimiento que entrenan en este lugar previo a competencias olímpicas y nacionales. Este parque nacional cuenta con varios refugios alpinos y seguridad. 
El parque está abierto todo el año, de 10:00 a 17:00 hrs. Durante el invierno es importante consultar si se permite la entrada debido a las condiciones meteorológicas. 

¿Como llegar? Puede ir desde la Cd. de Toluca siguiendo la carretera 134 hacia Temascaltepec, 18 km adelante se toma la desviación hacia el poblado Las Raices, desde este punto el camino que conduce al crater esta a 21 km.

Molino de Flores



El Molino de Flores es el antiguo casco de una hacienda que se localiza en el municipio de Texcoco, a una hora de recorrido desde el centro de la Ciudad de México.

En los alrededores de esta hacienda se encontraban durante la época prehispánica los famosos jardines que el rey Nezahualcóyotl mandara construir en las cercanías de la población indígena de Texcoco durante el siglo XIV.  Esta hacienda tiene sus orígenes poco después, con la llegada de los españoles a la zona en el siglo XVI, cuando el peninsular Juan Vázquez obtiene la merced real para establecer un batán, es decir, una propiedad que iba a ser destinada a la producción de textiles. Tiempo después, se inició en la hacienda la producción de harina de trigo, cuya explotación dejó importantes dividendos a la propiedad que rápidamente se convirtió en una de las más prósperas de la región; adoptó su denominación actual debido al apellido de uno de sus dueños, Alfonso Flores de Valdez.

La mayor parte de las construcciones del Molino de Flores fueron  emprendidas por don Miguel de Cervantes y Velasco, marqués de Salvatierra, quien edificó la Casa Principal, el pórtico de acceso, el templo de San Joaquín y la capilla del Señor de la Presa. Según la tradición, esta última construcción fue realizada para conmemorar  una aparición milagrosa en las laderas de piedra que bordean el río Cuxcahuaco que atraviesa la propiedad. Un hecho singular de esta capilla es que está en parte sostenida por las laderas del río, al haber sido prácticamente excavada sobre la roca, de manera similar a la pirámide de Malinalco. Don Miguel de Cervantes y Velasco también realizó la traza de los jardines de la propiedad que fueron engalanados por flores, fuentes y varias cascadas.

Esta hacienda siguió en auge hasta la época porfirista cuando, en adición a las actividades antes mencionadas, también se producía gran parte del pulque que abastecía a la Ciudad de México. Sin embargo, con la llegada de la Revolución Mexicana la propiedad fue abandonada y sufrió un fuerte deterioro que dejó gran parte de sus edificios convertidos en ruinas, hasta que el lugar fue declarado Parque Nacional por el presidente Lázaro Cárdenas en 1937.

¿Como llegar? A solo 3 km al noroeste de la Cd. de Texcoco y aproximadamente a una hora de recorrido desde el centro de la Cd. de México. El acceso es por la autopista a Texcoco, despues de esta población tome el camino que conduce a San Miguel Tlaixapan y despues de 3 km llegara a Molino de Flores.


Mineral del Monte


Rodeado por bosques y fértiles campos de cultivo, Mineral del Monte nos sorprende con sus casas, sus rincones y sus callejuelas que se abren paso en la abrupta serranía sobre la que se encuentra.
 
Este hermoso pueblo minero,  localizado al sur del estado de Hidalgo, tiene su origen como varias poblaciones del centro de México, en sus minas de plata, mismas que fueron explotadas por el rico empresario mexicano Pedro Romero de Terreros durante los últimos años del periodo colonial. Tiempo después en la primera mitad del siglo XIX, una empresa inglesa se hizo cargo de la explotación de la mina, atrayendo un importante número de inmigrantes del sur de Inglaterra que trajeron sus costumbres, su forma de vivir e incluso su arquitectura a la zona, dando un nuevo auge a la explotación minera mediante la introducción de maquinaria moderna, que bien podría considerarse uno de los primeros ejemplos de la revolución industrial en América Latina.
 
Son precisamente de influencia inglesa varios de los atractivos principales de Mineral del Monte, como sus casas de dos niveles con techos a dos aguas y chimeneas, así como el Panteón Inglés donde se encuentran los restos de muchos de los mineros llegados el siglo antepasado. Esta influencia se percibe también en la comida, donde destacan los conocidos pastes, unas deliciosas empanadas con diversos rellenos realizados con harina de papa a la manera inglesa.
 
En las cercanías de Mineral del Monte se encuentran varios lugares de interés como las formaciones geológicas de Piedras Encimadas y los Prismas Basálticos, el Parque Nacional El Chico, el poblado de Huasca y la Ex - Hacienda de San Miguel Regla, ahora convertido en hotel. Recientemente Mineral del Monte ha sido incluido dentro del circuito de "Pueblos Mágicos de México" por lo que está experimentando un importante auge turístico.
 
Mineral del Monte se encuentra a 2 horas y cuarto al norte de la Ciudad de México y es accesible a través de la Autopista México - Pachuca.

El Oro y Tlalpujahua


Localizados en la zona limítrofe de los Estados de México y Michoacán, los poblados hermanos de El Oro y Tlalpujahua comparten una historia común ligada a la minería, en una región que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, constituyó una de las provincias mineras más ricas de Norteamérica.

Esta zona de bosques templados y montañas, estuvo poblada por los indígenas mazahuas durante la época prehispánica. Décadas después de la conquista española,  se construyeron en 1551 las primeras iglesias en lo que posteriormente sería la villa de Tlalpujahua.

Con el paso del tiempo, el mineral empezó a escasear en la zona lo que motivó un éxodo masivo de la población que prácticamente abandonó las villas, situación que se agravó en 1937 con la expropiación de las minas que hasta entonces estaban en manos inglesas. Tras el fin de los años de esplendor, se dio una nueva diversificación en las actividades económicas de la zona que ahora se caracteriza por su explotación forestal, el labrado en cantera y más recientemente el turismo, motivada por la belleza paisajística y arquitectónica de estas poblaciones.
 
El Oro se caracteriza por su arquitectura que mezcla elementos tradicionales de la región con otros de origen europeo, como respuesta de la influencia que los inmigrantes extranjeros tuvieron en la zona. De este lugar destaca su Palacio de Gobierno de estilo ecléctico así como el Teatro Municipal. Otros atractivos son las capillas de la Magdalena y la de Santiago Oxtempan.
Tlalpujahua, mientras tanto se caracteriza por su arquitectura vernácula que le otorga a este pueblo una hermosa atmósfera tradicional que discurre entre callejones, plazas y templos de cantera, constituyendo una auténtica joya aún por descubrir. En este sitio destacan especialmente la plaza principal y el Santuario de Nuestra Señora del Carmen, una fantástica muestra del barroco tardío mexicano.

Entre ambas poblaciones se encuentra la Presa Brockman, un cuerpo de agua de gran atractivo donde se puede practicar la pesca de trucha o simplemente dar un paseo como colofón a esta visita por la historia y la naturaleza de esta zona a dos horas de la Ciudad de México.

Desde la Ciudad de México, Tlalpujahua se encuentra a 138 Km., y para llegar tienes que tomar la autopista México-Morelia-Guadalajara. En Toluca tienes que tomar la caseta N°.54 - Tlalpujahua.

Fuente: ciudadmexico.com.mx